Fin de mes. Parte 2.

Estoy a fin de mes.
De mis sentimientos.
De mis palabras.
De lo que era.
De que lo fui ayer y antes de ayer. De noche y de mañana.
Fin de mes sin dinero y sin comida no son nada a comparación de todo el fin de mes que soy cuando ya no queda nada de mi que pueda sentirse.
No sé si este despojo de tanto pueda ser bueno.
En realidad afuera hay soy. Ni una sola nube cubre nada.
Sin embargo estoy nublada desde adentro y no almorcé.
Quizás tendría que ser diferente.
Quizás aún me acuerde de cosas y nadie se entere.
Quizás por hoy pueda ocultar este fin de mes y todo este gris nublado.

Fin de mes.

Termina mi mes. 
¿Por qué es mi mes?
Porque nací hace 22 años.
Porque me encanta lo que acontece en octubre y lo sucede.
Porque siempre parece haber otro aroma.
No me acuerdo de tu voz. O sí pero no quiero admitirlo.
No me acuerdo de cómo besas o cómo abrazas a la gente.
Tampoco de cómo caminas o de cómo pasas tus manos por tu cara.
No me acuerdo de tu risa.
Por suerte no me acuerdo.
Dije que no iba a hablar de vos,
pensé que sólo se trataba de mi octubre.
Me cansas hasta cuando dejo de pensarte.

Fin del domingo.

Las marcas de tus manos en el espejo del baño.
Tus manos apoyadas en la pared de la cocina 
marcadas en los azulejos.
Las marcas de tus dedos por las paredes de la habitación.
Las manos tocando las sábanas de nuestra cama antes de
dormir.
Te sorprendería saber con qué detalle te pienso
y con cuánta fuerza te extraño.

Antes de que termine abril.-

Te extraño.
Extraño tu voz.
Extraño tus ojos cerca de los míos.
Extraño tu cuerpo.
Extraño tus manos al tocarme.
Extraño tu risa todo el día.
Extraño tus besos.
Extraño la última vez que me dijiste te amo mirándome a la cara y era cierto.
Extraño tus pies fríos entre las sábanas buscando los míos para tener calor.
Extraño que te encante el frío juntos y me abraces por la calle.
Extraño tus mimos a la mañana.
Extraño tus mates dulces con pepitos.
Extraño tanto todo de vos que siento que voy a explotar de angustia.

Hoy en abril.

Te extraño.
Extraño cuando pensábamos las mismas cosas y lo decíamos y nos sorprendíamos por eso.
Extraño cuando cantábamos nuestras canciones favoritas y nos reíamos porque nos sabíamos las mismas partes.
Extraño cuando mirábamos películas todo el día o escuchábamos los mismos discos una y otra vez.
Extraño que me peines e intentes hacerme trenzas que no quedan bien.
Extraño cuando estaba triste y me abrazabas y escuchabas todo lo que tenía para decir.
Extraño tu risa cuando algo era muy gracioso y cómo te brillaban los ojitos al verme llegar después de no vernos por horas.
Extraño que antes de dormir me preguntes si lavé mi dientes y que pongas pasta en mi cepillo para que me levante de la cama a lavármelos.
Extraño cuando caminábamos de la mano por la calle y me sentía feliz.
Extraño cuando me abrazabas desde atrás mientras cocinaba.
Extraño tu voz al despertar diciéndome buen día.
Extraño cuando me despertabas en la madrugada para decirme que me amabas y que soy hermosa.
Extraño que nos quedemos hasta tarde contándonos nuestra infancia.
Extraño ver tu carita dormir a mi lado cuando yo abría mis ojos antes que vos.
Extraño que seques mis lágrimas cuando no puedo dejar de llorar.
Extraño tus besos.
Extraño tus lunares.
Extraño tus mañas.
Extraño la forma en la que te tocabas la cara cuando estábamos haciendo nada.
Extraño tus mimos.
Extraño tu cabeza en mi piernas.
Extraño tu pelo.
Extraño tu sexo.
Extraño cuando me decías que nadie más que yo podía gustarte.
Extraño cuando me decías que me amabas más que nada en el mundo.
Extraño el anillo que me diste cuando me preguntaste si quería pasar toda la vida juntos.
Extraño tus abrazos largos y tan cálidos.
Extraño tu pecho al dormir.
Extraño enlazar mis piernas en las tuyas.
Extraño el invierno juntos.
Extraño cuando me extrañabas.
Extraño cuando me amabas.
Te extraño entero.
Te extraño todos los días que pasan después de no verte más.
Te extraño hasta el universo.

Tu piel.

El momento preciso en el que amo.

Duele sentirte lejos. Duele que mi cuerpo está a distancias
 incomprendidas de mi cuerpo. Duele que tu voz no alcance
mi sonrisa, duele que tu voz no me despierte por las 
mañanas.

Exprimir cada gajo de tu dulce cariño me hace 
mejor persona y me vuelve fuerte. Me vuelve capaz.
Me da el poder especial que necesito.

No sé volar, tampoco quiero aprender. En la tierra
están tus pies y es con ellos donde quiero permanecer.
No me interesa la altura, nunca me volví amante
de vivir en las nubes. Pero con vos no puedo bajar,
a veces simplemente no puedo.

Escribo de muy chica porque no me da de
otra manera la inmensa sinceridad. Encuentro mejor 
el papel. Y tus ojos.

Te amo por todos lados. Todo 
el tiempo. Sin parar. Te amo aunque
duela y aunque no estés acá, te abrazo.